vendredi 20 avril 2018

La Sal de la Tierra

18 de abril de  2018, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)



Henrique Vieira Ribeiro, Sal da Terra 25, 2013



La exposición de Henrique Vieira Ribeiro en el espacio de arte QuARTel en Abrantes, dedicada a la colección de Figuereido Ribeiro (hasta el 23 de junio) se situa bajo el signo del origen, del principio : primeros versículos del Génesis, origen del mundo, magma que fusiona y del cual nacerá la vida, alquimia de la creación. Como lo había hecho hace tres años (y he tomado algunos elementos de mi reseña de entonces), pero en mayor escala y con más obras, Henrique Vieira Ribeiro presenta grandes fotografías abstractas de colores, fotografías de materia pura en las que al ojo se le dificulta reconocer las formas, con una escala que no sabemos como entender por falta de referencias. ¿Qué estamos viendo? ¿Serán el cielo y las nubes arreboladas¿Será una vista aérea o de satélite de un paisaje de Sahel bajo un sol que cae a plomo y en donde los ríos secos dibujaran una trama? ¿Será el corte en macro fotografía de una pintura antigua que estuvieran restaurando y cuyos pigmentos de otra época nos mostraran sus estratos micronizados sin relación con ninguna representación pictórica?



Henrique Vieira Ribeiro, Sal da Terra 45, 2013



Las 34 fotografías-cuadros (La Sal de la Tierra) son en realidad vistas de las salinas del sur de Portugal : lo que vemos son las huellas de la sal sobre la tierra, su huella en el suelo, en la vegetación, en la vida. Imágenes extrañas cuidadosamente compuestas y armoniosas y su caos incierto. Como en la nubes de Equivalentes, el encuadre aquí no tiene sentido : ¿No tenemos fuera del marco sino la misma proliferación anárquica, cancerosa?



Henrique Vieira Ribeiro, … no principio, vista de la exposición



La sal es a la vez fuente de vida y de muerte, de sabor y destrucción. Sus formas fluidas y entrecruzadas dibujan un flujo y reflujo, hibridación y fusión, una alquimia colorida y misteriosa, esplendores de colores flotando en los que se clava la mirada. Una instalación en el centro de la sala refuerza esta metáfora : en dos recipientes de acero corten puestos sobre dos bases de madera hay tierra roja y cenizas, fertilidad e incendio, polvo, vida y muerte (y la tierra roja me recuerda a Micha Ullman, adepto de la misma materialidad).




Henrique Vieira Ribeiro, … no principio, 2018



Otro recipiente de acero, más grande, contiene agua, para completar la cosmología de Wu Xing. Pero éste es dinámico : por un lado el acero corten se oxida y en el fondo del recipiente se forma una pasta de colores; y por otro lado, unas ondas sonoras hacen vibrar el agua y dibujan formas geométricas armoniosas. Esta interpretación del sonido como forma evoca la serie Chladni de Susan Derges, vibraciones sonoras de una sustancia polvorizante sobre una hoja de papel fotográfico, como para registrar lo oíble en lo visible, según las teorías de los físicos Ernst Chladni et David Bohm.




Henrique Vieira Ribeiro, Prova de contacto 07, 2013



Alrededor de la instalación las paredes están decoradas con pequeños tesoros oscuros : se trata de quimigramas (técnica inventada por Pierre Cordier quien cita a László Moholy-Nagy : «La herramienta principal del procedimiento fotografico no es el aparato sino la emulsión fotosensible») en los cuales se dispersaron sal y otros productos sobre el papel fotográfico que se expuso directamente a la luz, sin aparato ni ampliadora, lo que acarrea reacciones físico químicas imprevisibles, y genera formas orgánicas grisáceas alejadas de toda representación verdadera. Los pequeños quimigramas de colores apagados de Henrique Vieira Ribeiro tienen que ver más con los de Fanny Béguély o de Gundi Falk que con las grandes composiciones coloridas de Pierre Cordier; tanto por su estética como por su esencia, contrastan con las grandes fotografías luminosas de Sal da Terra, y al mismo tiempo, las completan. Algunas me recuerdan las tan secretas fotografías atómicas de Harold Edgerton reveladas por James Elkins : es el mismo intento audaz de ir al corazón de la materia, al corazón de la fotografía. Es una alquimia rebelde que explora también la esencia misma de la fotografía.




Henrique Vieira Ribeiro, Entre o Ceu e a Terra (Okeanos), 2015



Para terminar, un video Entre el Cielo y la Tierra empieza con el único elemento vivo de la exposición, un pájaro por encima del mar. La imagen del océano se descompone luego en un reflejo luminoso que se multiplica, titila y danza ante nuestros ojos; la imagen no es sino abstracción vibrante, como un ruido de fondo televisivo. El ruido del viento y del oleaje colma el espacio. La mitología evoca a Okeanos, hijo del Cielo y de la Tierra. Y al final vuelve a aparecer el pájaro. Toda la exposición habla de origen y de fin, de creación y de magia. Su titulo «… no principio», es decir, «… al principio» empieza con tres puntos suspensivos : ¿Qué había antes del principio?

Fotos cortesía del artista

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