vendredi 30 septembre 2016

Isabelle Mège, la modelo artista

23 de septiembre de 2016, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)





Georges Tourdjman, 1987


[Isabelle Mège me pidió que hiciera algunas correcciones, que están en negrita entre corchetes]


Por supuesto que siempre ha habido modelos e incluso musas (1), y está claro que muchos han sido los hombres y mujeres con poder, y las estrellas de cine (como Isabelle Huppert en 2005), que han acumulado retratos, cuadros y fotografías de ellos mismos. Pero en el caso de Isabelle Mège se trata de otra cosa muy diferente, se trata de un modelo que toma el control de las cosas y construye así una obra, se trata de un enfoque pensado, construido y obsesivo, en el cual el fotógrafo, por mucho talento y originalidad que tenga no es sino un instrumento al servicio de un proyecto que lo supera. Es casi como ocultar al autor, no es que se reduzca a un simple creador del concepto al estilo de Franco Vaccari, sino que se le somete a reglas imperceptibles que al cabo de los años lo convierten en un simple ejecutante de un proyecto inmenso. 




Martin Rosswog, 1991




Isabelle Mège, secretaria en un hospital parisino, acabada de llegar de su Auvergne natal, descubre a los veinte años, en 1986, la obra de Jeanloup Sieff en el Museo de arte moderno. Ella que no es "nada", que no ha tenido formación artística o histórica, que es una desconocida sin medios, [no, empleada de la función pública] concibe entonces, más o menos claramente lo que será su proyecto durante más de veinte años : le escribe a Sieff que admira su obra y le pide que haga una fotografía de ella. Sieff juega con ella al organizar una sesión de pose, con un aparato sin cargar [ no, no obtuvo resultado en la primera sesión, pero no lo confesó… mintió y me dijo que no había rollo en la cámara]: no será el último que la mirará con burla y desprecio, ¿ quién es ella para atreverse a pedir así que la fotografíen ? [No es verdad, JL i no era así ! Sino no hubiera contestado mi cartaÉl esperaba el momento, y fue el retrato de JF Bauret que le gustaba mucho, y también los desnudos de un fotógrafo aficionado, Jean-Yves Bernard, que lo animaron para fotografiarme.] El rechazo de Sieff la conduce a interesarse más por la fotografía, a leer, a ver exposiciones y a perseguir fotógrafos con su deseo de ser fotografiada. No quiere que le paguen pero pide una impresión. Más tarde, Sieff, viendo que sus pares la han fotografiado, queriendo hacer igual, la llamará.




Gilles Cruypenynck, 1987




Isabelle Mège obtuvo así 300 fotografías de ella; pidió, mendigó, persiguió sin descanso a 200 fotógrafos (casi únicamente hombres), [Mi requerimiento ante los fotógrafos fue sin descanso, pero nunca perseguí a ningún fotógrafo… Respetaba y entendía muy bien una respuesta negativa] durante 22 años, de 1986 a 2008. De las 300 imágenes seleccionó 135 que constituyen su colección, conservada impecablemente y que muestra rara vez. La mayoría de esas fotografías son en blanco y negro, y muchas son desnudos. Mège seleccionó solamente fotógrafos cuya obra le gustaba, sin preocuparse por su reputación o por su popularidad, y Jean Claude Lemagny, uno de los raros personajes que han visto toda la colección, dice que él mismo ignoraba ciertos nombres. No ha aceptado a ciertos artistas que se le acercaron una vez que empezaron a circular rumores sobre su proyecto; también suprimió imágenes que después de todo le parecieron menos buenas. También hay fotografías que nunca fueron impresas por el fotógrafo, puesto que las encontraba poco satisfactorias. Otros, como Patrick Faigenbaum, no quisieron darle una foto pues no querían entrar en una colección junto con otros artistas que no apreciaban, pero igual expusieron fotografías de ella, intentando evadirse del proyecto Mège.  [Patrick Faigenbaum me había dicho que no quería entrar en mi colección mucho antes de tomar las fotos. Lo que no estaba previsto era que expusiera mi retrato sin mi autorización, sin prevenirme y sin regalarme una copia, …]





Henri Foucualt, 2008





Otros fotógrafos quisieron también escaparse de ese proyecto que los confundía, que atentaba contra su libertad de artistas pues realizaban fotografías corrientes o en todo caso muy diferentes de su trabajo habitual. Es el caso por ejemplo de Henri Foucault, cuyo retrato de mujer embarazada en 2008, uno de los últimos de la colección, no tiene nada que ver con sus extraordinarios fotogramas realzados con alfileres o perforados para "esculturizarlos".[En cuanto a Henri Foucault, tengo suerte de tener un fotograma y además es la primera obra realizada con él.]




Joel-Peter Witkin, 1990 , Négre's Fetishist





En cambio, una de las fotografías más vibrantes es la de Joel-Peter Witkin, que corresponde perfectamente al estilo del artista. Para vencer sus reticencias iniciales, [solamente tres cartas durante varios meses] Mège le mandó por correo tres tubos con su sangre (mecanismo que había utilizado un hombre para seducir a una artista muy "sanguínea"), lo que finalmente lo convenció. Su fotografía se intitula "el fetichista de Nègre" como homenaje al negativo de Charles Nègre. Witkin considera esta imagen oscura y misteriosa como una de sus mejores fotografías. 




Jean-Luc Moulène, 2003




Jean-Luc Moulène parece ser uno de los poquísimos que percibió la complejidad del método de Mège, o en todo caso la manera como ese proyecto incomprensible sobrepasa al artista. Su fotografía, una de las pocas en color, va en contra del erotismo narcisista de la mayoría de ellas, él vuelve objetivo el cuerpo y hace un bloque que no se entrega.





Patrick Tosani, 2003




Otros como Patrick Tosani, usaron la astucia, él fotografió la parte de arriba de su cráneo. [Patrick Tosani no usó ninguna astucia ! Hizo la foto porque se lo pedí pues me encanta su serie de cabezas.] Jean-Philippe Reverdot, una axila, creo, George Tourdjman (arriba) una sombra huidiza : forma de resistencia contra la voluntad imperturbable de Isabelle Mège de hacer obra. Pues de esa manera lo que ha constituido es una obra y así : ella es, dice Jean-Luc Nancy, [No lo dijo Jean-Luc Nancy sino d’Anna d’Heyward (además fue ella quien se dio cuenta…) ]una artista cuyo medio es los otros artistas. 





Seymour Jacobs, 1991



[Lo que quiero es entrar en el universo de los fotógrafos que solicité, de colaborarles, yo no soy sino un pretexto, puedo ser una sombra, un pelo, un cuerpo integro, una cara…Termino esta carta citando a Jean-Claude Bélégou que me informó sobre su reseña : ¿ Porqué necesitamos tanto vivir en un mundo de imágenes ?]



(1)   no conozco a Isabelle Mège, no he visto ninguna de sus fotografías, y, de la película de Jerôme de Missolz sólo vi este corto. Descubrí ayer este artículo del ineludible New Yorker, buenísima encuesta de Anna Heyward, y (prácticamente) no he identificado nada más en la prensa francesa, de ahí mi deseo de escribir esta reseña con bases diferentes a mis notas habituales sobre las visitas de exposiciones. Mientras alguien hace una tesis sobre el tema...




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jeudi 29 septembre 2016

Fotógrafos del Brasil

22 de septiembre de 2016, por Lunettes Rouges


  
(artículo original en francés, aquí)


Celso Brandão, Le premier bal, Alagoas, 1999




Cuatro fotógrafos en la MEP; se terminó desde finales de agosto, y prefiero hablar de ello desde Brasil, en el contexto. Me disculparán que no hable mucho de Vik Muniz, maestro de la ilusión un poco rancio y repetitivo aunque distrae. El tema de las imágenes de Celso Brandāo, todas en blanco y negro son las festividades y ritos del estado de Alagoas en el noreste; algunas parecen demasiado puestas en escena, otras, sobrias, a veces borrosas y granuladas, que fueron tomadas sobre la marcha y muestran una vida popular, realista y fascinante. 




Joaquim Paiva, série Conjunto Nacional





Joaquim Paiva, alto funcionario en la capital brasileña nos la muestra de arriba hacia abajo, no tanto los gloriosos edificios de Niemeyer, que se adivinan apenas a lo lejos (y que a veces juega a superponer), sino la vida ordinaria de los obreros y de los primeros habitantes, sus barrios provisionales, su vida cotidiana precaria.





Joaquim Paiva, serie Mercado de la torre de la televisión




Nada espectacular, la fachada de un edificio, el letrero de un peluquero, la tienda de un fotógrafo, la ventanilla de venta de billetes de autobús, vendedores en el mercado. Además de la dimensión casi etnográfica que nos muestra otro lado, otro lugar, Pavia utiliza un juego de colores puros, y espesos y sabe componer imágenes impresas cuadradas. 




Marcel Gautherot, Reisado, Maceió, Alagoas, 1952, Coll. Institut Moreira Salles





En fin, de Marcel Gautherot, francés que emigró al Brasil, que ya habíamos visto en esta exposición colectiva (que mostraron en París) y en la cual ya había notado el talento como fotógrafo de arquitectura (imágenes frías, secas en las cuales el hombre solamente sirve para mostrar la escala), aquí vemos sobretodo fotografías etnográficas, vemos el interés lleno de empatía por las poblaciones de Amazonia (casas sobre pilares, juegos de luz, reflejos en el agua, universo oscuro y vegetal) o por el modo de vida del noreste antes de la modernidad; sus tradiciones, sus peregrinaciones, sus barcos decorados : es al mismo tiempo una obra documental que le quedaría bien a alguien que hubiera trabajado en el Museo del Hombre, y es una obra creativa, dinámica, narrativa, auténtica. Cuando al final de la hilera aparece como por accidente una imagen del Carnaval de Río, enseguida parece mucho más fabricada, voluntariamente espectacular comparada con el resto, y uno desvía la mirada para no perder la pureza que se alcanzó a ver antes. 




Marcel Gautherot, Mercado Ver-o-Peso, Belém,Pará, vers 1954, Coll. Institut Moreira Salles




Para Gautherot, arquitectura y fotografía están íntimamente ligadas : es así que cuando compone la imagen de los veleros, mástiles y aparejos forman la estructura misma de la imagen, como lo hacen los elementos de un edificio. Único pesar : muy pocas impresiones originales lo que da una sensación de demasiada uniformidad de tonos a lo largo de los rieles. 



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lundi 19 septembre 2016

Homenajes y protestas (Bienal de São Paulo)

17 de septiembre de 2016, por Lunettes Rouges


(artículo original en francés, aquí)




 
Gilvan Samico, Ascensão, 2004





Muchísimos homenajes en esta Bienal, les han dedicado casi todo el tercer 
nivel :  empezando por Ôyvind Fahlström cuyo vínculo con Brasil es bastante fuerte (se fue de allí a los 11años), y Lourdes Castro de quién vemos aquí su Libro Rojo presentado en Lisboa; también el cineasta experimental Jordán Belson con sus dibujos inéditos y sobretodo su película Samadhi. Pero mi verdadero descubrimiento fue Gilvan Samico : de este artista del noroeste vemos unos cuarenta grabados en madera y su estilo puro sorprende inmediatamente por el rigor, la composición vertical simétrica, a menudo dicótoma y la fineza. Los temas se inspiran en relatos populares, leyendas y mitos de su región de origen y en particular de la literatura de cordel, pero con frecuencia van más allá para tomar una dimensión universal, desde la creación del mundo hasta el diluvio; además de acercarse a la heráldica, lo más parecido creo que es el arte de Mesopotamia con sus personajes hieráticos en una superficie plana. Al interesarse por el artista se descubre su formación empírica y sus vínculos con el arte popular. Existe un bonito libro sobre él (a pesar de un prefacio grandilocuente). 




Gilvan Samico, A fonte, 1995




Podría seguir hablándoles de las columnas animadas de Cristiano Lenhardt, de los platos ilustrados de Dalton Paula (aquí abajo), de los robots de Hito Steyerl, del restaurante del agradable Jorge Menna Barreto, del desconcertante y divertido piso saltador de José Bento, del abanico evolucionista de Mariana Castillo Deball, de Pilar Quinteros jugando a los exploradores o de las huellas sensuales en arcilla de cuerpos de bailarines de Rita Ponce de León; pero quiero terminar protestando. 




Dalton Paula, Rota do tobaco, 2016




Si la imagen del artista francés en el mundo es la de un seudo pensador pretensioso que juega superficialmente con las palabras y los signos, a expensas de toda profundidad intelectual y prefiere las referencias y la estética de bazar a la reflexión, entonces sobresale la forma en que está representada Francia en esta Bienal : primero vemos la pequeña fotografía de un esqueleto disecado en la ladera de una colina y el titulo nos enseña que la colina se llama "Dead Indian Hill". Punto. Tenemos aquí una obra de ¡ gran profundidad ! Del mismo (pues los perezosos o "trendy" o desilusionados o resignados curadores de la Bienal escogieron solamente a un artista francés), una película esteticista en macro fotografía sobre un pedazo de ámbar con insectos fosilizados que recuerda las sesiones de "Conocimiento del Mundo" de mi infancia de provincia, con todo y música; para culminar con un criadero de moscas (están ahí sin duda para que el artista explore su fundamento), se supone que deben ser las primas de las que están fosilizadas y que zumban en un cuarto sobre-presurizado de donde logran escaparse algunas veces para intensificar la irritación del visitante. ¡ Felicitaciones ! ¡ Es una maravillosa representación del "genio francés" ! Y no es eso lo que me hará cambiar de opinión...



Mi segunda protesta es política : la artista israelí Michal Heffman presenta con una instalación complicada, la verdadera historia de sus compatriotas, Gal Lisky, que se hace pasar por estadounidense casada con musulmán para infiltrar los movimientos de resistencia sirios cubriéndolo con ayuda humanitaria : proyecto financiado por Relaciones Extranjeras israelíes (lo dice el cartel), y cubierto con un argumento artístico poco convincente. Nos lleva a referirnos al correo electrónico de Hillary Clinton revelado por Wikileaks ("The best way [for The US] to help Israel... is to help the people of Syria overthrow the regimen of Bashar Assad") y a preguntarnos qué hace esa propaganda en una Bienal. 



Bueno, dos cosas muy malas por muchísimos descubrimientos buenos y enriquecedores, no quejarme...




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Del desplazamiento (Bienal de São Paulo)

16 de septiembre de 2016, por Lunettes Rouges


(artículo original en francés, aquí) 




Luke Willis Thompson, Sucu Mate Born Dead, 2016




En esta Bienal dedicada a la incertidumbre, algunos artistas se interesan por el desplazamiento, por la transposición, por la manera como se modifican un objeto, una idea, un concepto, cuando se trasladan de un lugar a otro, de un idioma a otro, de una cultura a otra o de un mundo exterior al universo artístico. Una de las obras más intensas de la Bienal es la del joven neozelandés Luke Willis Thompson, Sucu Mate/ Born Dead. Nueve piedras de unos cincuenta centímetros de altura puestas en el suelo como dominós con ángulo recto, por tamaños ascendentes; nueve piedras sin inscripción y si hubo, el tiempo las ha borrado, pero puede que esas piedras hayan sido siempre anónimas : son piedras tumbales y esos muertos quizás no tuvieran nombre, know unto God, como se lee a menudo en los cementerios militares. Pero no son soldados y no se trata de una celebración de su heroísmo, son esclavos enterrados de prisa y que en efecto, probablemente, una vez deportados hayan perdido también su identidad. Además, son trabajadores de plantaciones de caña de azúcar, cuyas piedras tumbales se hallan desplazadas al Brasil, último país del hemisferio sur en abolir la esclavitud, destino del 40% de los esclavos que salieron de África durante cuatro siglos, y segunda población negra del mundo. No son brasileños, son asiáticos, indios, chinos, japoneses, malasios, y fueron esclavos de ricos propietarios fiyis. Esas tumbas, desde ahora cenotafios que el artista pudo conseguir prestados en un cementerio de la isla volverán restauradas dentro de un año : lo que fue tumba y se vuelve arte volverá a ser tumba, lo que se tomó de una cultura insular para convertirse en objeto museístico volverá a su función primera, lo que pudo ser pillaje será restauración. Una obra de formas extremadamente sencillas interroga las relaciones Norte-Sur no solamente en términos económicos y sociales sino en términos culturales y museísticos. En una Bienal que a menudo es demasiado habladora, es una de las dos o tres obras más conmovedoras. 





Alia Farid, Ma'arad Trabçous, 2016, captura de pantalla




Otro desplazamiento, el que hace el libanés Rayyane Tabet cuyo proyecto Sosia consiste en que Raduan Nassar, brasileño de origen libanés traduzca al árabe un libro escrito en portugués : ¿ qué significa el regreso a la lengua natal ? ¿ qué significa la reintegración de la diáspora ? ¿ qué es una traducción, sino un desplazamiento, todo, excepto inocente ? Otro desplazamiento y hacia el mismo país : la kuwaití Alia Farid filma el centro de congresos de Trípoli en el Líbano, Ma'arad Trabluos, concebido por Niemeyer a partir de 1963 y cuya construcción fue interrumpida por la guerra civil en 1975 (y no en 1965 como dice el catálogo), se quedó sin terminar y hoy está medio abandonado. Mostrar en el pabellón emblemático del arquitecto su obra más debilitada cuestiona también nuestras relaciones con el arte y la arquitectura en ambientes contrastados : cierto fracaso de una globalización arquitectural, de una utopía civilizadora que choca con las realidades de la guerra y del colonialismo.  El rodaje del edificio de Trípoli se hizo a través de las deambulaciones de una joven de traje negro largo y que a pesar de su belleza nos deja ver fácilmente a través de ella a la Parca.






Grada Kilomba, The Mask, detalle




En fin, más radicalmente, la portuguesa Grada Kilomba, escritora y militante, presenta tres vídeos cortos de textos solos, diálogos en blanco y negro. Los vídeos Cuando camino, Cuando hablo, Cuando escribo, presentan cada uno un intercambio desigual, unas veces en portugués, otras en inglés, sobre la descolonización del saber, acompañado de una música de percusión; es un formato muy sencillo, ético, sobrio, lo que refuerza su poder. Se trata de identidad y diferencia, de poder y revuelta : ¿ qué significa ser diferente ? Y ¿ de quién somos diferentes ? ¿ el otro es diferente de mi ? ¿ qué relación podemos tener con el saber a partir de una posición históricamente oprimida ?  Ellos se dicen científicos, imparciales, objetivos, neutros, racionales, se basan en hechos y saberes y es así que afirman su poder; nosotros nos decimos no científicos, parciales, subjetivos, personales, emotivos, tratamos de opiniones y de experiencias, y es así que ubicamos nuestro rechazo. No es sorprendente leer en la biografía de Grada Kilomba, que fue psicoanalista y discípula de Fanon. En la entrada de la sala un pequeño memorial doméstico y el retrato de la Esclava Anastasia, enmascarada ; no enmascarada sino amordazada, la boca obstruida con un pedazo de madera para imperdirle que robara la comida y que se suicidara comiendo tierra, y sobretodo dice Kilomba, para quitarle el derecho a la palabra. Fue mi mejor descubrimiento en la Bienal, el más fuerte, el más contundente. 


Fotos del autor



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dimanche 18 septembre 2016

La segunda más antigua Bienal del mundo


15 de septiembre de 2016, por Lunettes Rouges



(Artículo original en francés, aquí) 



Frans Krajcberg, Gordinhos, Bailarinas e Coqueiros, et Bené Fonteles, Agora: OcaTaperaTerreiro, 2016





Se abre la edición número 32 de la Biennal de São Paulo creada en 1951 (hasta el 11 de diciembre), en un pabellón que construyera Niemeyer. En los tres grandes niveles ritmados por columnas se despliegan 90 artistas, de los cuales un tercio son brasileños, un cuarto europeos (solamente un francés del que hablaremos), grandes contingentes de latinoamericanos y africanos. Se entra por en medio de un bosque de troncos de árboles, esculturas de Frans Krajcberg, un polaco que vive en Brasil (y también está presente en París) y que se preocupa mucho por la ecología : esos troncos negros, verdes y rojos sobre sus raíces piramidales parecen ser una tropa en marcha desde el exuberante parque de Ibirapuera hacia el frío interior del pabellón.  




Bené Fonteles, Agora: OcaTaperaTerreiro, 2016, vista interior parcial





La transición entre naturaleza y cultura, entre Brasil tradicional y visión artística es uno de los temas predominantes de esta Bienal situada bajo el signo de la incertidumbre : ¿ cómo (sobre)vivir en un mundo en mutación ? Aunque algunos artistas presentes se limitaron demasiado a la dimensión ecológica de esas mutaciones, y algunos de ellos desplegaron sobre todo sus certezas en lugar de explorar las dudas se trata de un tema importante y que algunos hacen fructificar admirablemente. Detrás de los árboles de Kracjberg, aparece una choza grande de barro con techo de paja, casa de hombres de un pueblo indígena : el artista brasileño Bené Fonteles ha reunido allí objetos rituales que ha recogido por diferentes países ya sean de culturas indígenas o negras y los pone frente a retratos de Duchamp, Rimbaud o Einstein para crear un lugar de encuentros, de intercambios, en suma, de sincretismos, como antropofagia cultural, como eco de la edición número 24 de 1998. 






Jonathas de Andrade, O peixe, 2016




Como para diferenciarse de la herencia cultural, el joven Jonathas de Andrade presenta al lado, un vídeo de pescadores de Alagoas en el noreste : en un ambiente de manglares tropicales se siguen varias secuencias similares del cuerpo musculoso casi desnudo de un pescador en su barca, primer plano enfocando los ojos, pesca tradicional con red o arpón y luego, una vez que ha cogido el pescado (una especie de mero, diría yo sin saber precisamente de ictiología), tenemos un ritual extraordinariamente sensual, el pescador abraza el pescado, lo acaricia, lo besa, lo acompaña en su muerte tranquila. Es a la vez un momento casi erótico, de una belleza digna de la antigüedad y un testimonio documental de cercanía y fusión con la naturaleza en el que encontramos actitudes indígenas sobre la caza y la pesca. 




Jonathas de Andrade, Suar a Camisa, 2014





De paso, ya que fue uno de los artistas que me impresionó, Jonathas de Andrade expone (hasta el 17 de septiembre) en fila india 120 camisas sucias, impregnadas de sudor (es el título, como nosotros decíamos "hacer sudar el albornoz "), en la Galería Vermelho en San Pablo.  Les compró las camisas en las calles de Recife, a trabajadores que volvían a sus casas después de un día de labor. También muestra un vídeo iconoclasta en el cual yuxtapone una película de época sobre el muy respetado Gilberto Freyre trabajando en su casa señorial de Apipucos y el vídeo de un supuesto empleado doméstico de hoy trabajando en la misma casa : contraste y tensión entre clases y razas, mirada altiva, verdaderamente agradable y educada pero impregnada por su origen social,  y realidad de abajo, más dura y más concreta. 




Video nas Aldeias




Volvamos a la Bienal con otras obras ancladas en la realidad brasileña, pero muchas son simplemente documentales honestos pero poco inspirados y a veces demasiado habladores. La película de Rosa Barba sobre un inmenso viaducto en San Pablo aunque se basa en una reflexión sobre la circulación de informaciones y la inclusión pirata en los circuitos de difusión (Disseminate and Hold), palidece en comparación con su discreta instalación en la rampa, un sencillo rectángulo de luz proyectado en el suelo con un enorme proyector incongruente (White Museum)Tenemos la obra excelente del colectivo Video nas Aldeias, que desde hace treinta años les está dando la palabra a las comunidades indígenas, les enseñan a rodar y les dejan cámaras : un archivo abierto nos presenta 85 películas, cuya más antigua data de 1911, los indígenas expresan de diferentes maneras sus culturas, tradiciones y reivindicaciones. Es imposible ver todo pero tanto la iniciativa como el resultado son excelentes.





Bárbara Wagner, Micl, Mestres de Cerimônias, 2016





Otra obra filmada digna de interés, la de Leon Hirszman, tres películas de 1974-1976 sobre obreros agrícolas recogiendo caña de azúcar o cacao o preparando arcilla : películas en las que los cantos de trabajo constituyen la estructura misma de la acción y marcan la dimensión colectiva del equipo creando una unidad que va más allá de ellos mismos. 
Otra videasta y fotógrafa más contemporánea, Barbara Wagner, documenta la pasión por una música del noroeste, la brega funk, a través de un retrato colectivo de una juventud que busca afirmarse. 





Lais Myrrha, Dois pesos, duas medidas, 2016




Siguiendo con los artistas brasileños que dan testimonios de su país, Lais Myrrha, quien construyó en el espacio central del pabellón dos torres inmensas, la una con materiales de construcción tradicionales indígenas, arcilla, madera, paja, y el otro de vidrio, acero, ladrillo y concreto : dos torres iguales, dos ruinas inútiles, dos mundos que se enfrentan. En otro lugar, la enciclopedia de Wlademir Días-Pino toma cantidades de imágenes de la cultura brasileña, retrabajadas, pegadas, montadas, copiadas, deformadas, para crear así un monumento visual único. 





Wilma Martins, Collina Dona Marta 24 horas




Para terminar (hoy), si su pintura es más clásica, a mí me gustaron, de Wilma Martins, los juegos de luz, dibujos con lápiz de la colina Doña Marta durante 24 horas : la serie empieza con un simple dibujo en blanco y negro, sigue con una estudiada variedad de colores y luces de los que Monet no hubiera renegado, y termina por una explosión en trozos de puzzle. Otra forma de búsqueda en torno a la incertidumbre, fina y discreta pero no menos potente. 


Imágenes del autor exceptuando a Jonathas de Andrade, Video nas Aldeias y Bàrbara Wagner.


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dimanche 4 septembre 2016

La magia Sudek

02 de septiembre de 2016, por Lunettes Rouges



(Artículo original en francés, aquí)





Josef Sudek, Sin título (Bodegón en el alféizar de la ventana) 1951. Montaje por el fotógrafo hacia 1960. Dos pruebas gelatino argénticas , placa de vidrio, plomo, 48,2 × 39,2 cm. Museo de  artes decorativos, Praga.




Esta exposición sobre Josef Sudek (Jeu de Paume hasta el 25 de septiembre) comienza con una sorpresa un poquito decepcionante : hasta 1940 la obra de Sudek parece más bien insípida, pictorialismo bastante banal, buenos efectos de luz y de humo, nubes y borrosos. Y luego, de repente, cuando llega a los 45, todo estalla, y uno se halla ante una de las más grandes obras fotográficas del siglo, y nada lo presagiaba. Me hubiera gustado leer un análisis (o un poema...) sobre esta revelación tardía.   



Josef Sudek La Ventana de mi taller hacia 1940–1948. Prueba gelatino argéntica, 17 × 11,2 cm. Museo de bellas artes de Canadá, Ottawa. Donación anónima, 2010.



Y, frente a la magia de la imagen, no entendemos al principio lo que nos 
fascina : no es la técnica, no es el tema. ¿ algo más banal que fotografiar el mundo exterior desde su ventana ? Y sin embargo esta serie es mágica. 



Josef Sudek, Praga durante la noche hacia 1950–1959. Prueba gelatino argéntica, 12,2 × 17,3 cm. Museo de bellas artes de Canadá, Ottawa. Donación  anónima, 2010.




¿ Qué cosa es más simple que fotografiar su ciudad por la noche, jugando con la luz y la niebla ? Cuando lo hace en 1918 es plano e insípido; cuando lo hace en los años 50, no podemos despegar los ojos de esas imágenes. 



Josef Sudek, Statue, 1948-1964. Prueba gelatino argéntica, 9 × 14 cm. Museo de bellas artes de Canadá, Ottawa. Donación anónima , 2010.




Él, que desde la Gran Guerra es manco, fotografía con emoción los árboles dañados, la naturaleza atormentada, la contaminación, y también esta estatua amputada. Hace pruebas pigmentarías, composiciones audaces, panorámicos vertiginosos, objetos compuestos. 


Josef Sudek, Foto comercial, hacia 1930-1939. Prueba gelatino argéntica : Museo de bellas artes de Canadá, Ottawa. Donación anónima, 2010.




Muchas de sus fotografías comerciales tienden a ser abstractas, pero, por encima de todo, sus fotografías de vidrios transcienden el objeto para convertirse en imágenes sin pesantez e inmateriales, ¿ cómo diablos hace ?



Josef Sudek, Nature morte aux œufs et au verre, 1950-1954



Hay que ir a ver y volver para dejarse prenetrar por esa magia incomprensible (el único punto débil de la exposición son unas fotografías en color seis meses antes de su muerte, simple anécdota, a mi parecer).



Todas las fotos (c) sucesión de Josef Sudek. Fotos 1 a 4 cortesía del Jeu de Paume.



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jeudi 1 septembre 2016

Hablar de Francesca Woodman de otra manera

01 de septiembre de 2016, por Lunettes Rouges



(Artículo original en francés, aquí)



Francesca Woodman, Untitled, Boulder, Colorado, 1972-1975




Debí escribir antes sobre Francesca Woodman, la exposición en la fundación HCB ya se ha terminado. Pero ya hay tantos escritos sobre ella... tanta exégesis, tanta especulación. Y la mayoría habla sobretodo de la persona, de la vida, y naturalmente de la muerte, como si ella explicara todo. El otro día oí a alguien que decía que en la fotografía aquí arriba, que hizo a los 14 años en un cementerio de Boulder (su cuerpo borroso atraviesa una tumba perforada), ya podemos prever su suicidio, siendo que según todos los testimonios es evidente que solamente estuvo depresiva durante el último año de su vida (es más interesante la hipótesis de que su libro la mató, libro único publicado poco antes de su muerte, una parte de ella que se le escapa de repente). Pero es mucho más "romántico" pintar el retrato de una joven atormentada y obsesionada por la muerte desde muy temprana edad. 




Francesca Woodman, Space, Providence, Rhode Island, 1975-1978





Lo que me interesa de Francesca Woodman no son los análisis seudo sicológicos, tampoco enfrentarla a Alix Cléo Roubaud : dos mujeres muertas jóvenes, la una suicidándose y la otra al cabo de una camino de drogas, alcohol y asma; sino su relación tan diferente con el cuerpo : Roubaud hace de él una enseña, una proclamación, una exhibición, Woodman sólo ve un motivo, un elemento de composición. Mientras Roubaud nos arrastra hacia escenografías con artificios, Woodman nos deja ser espectadores sin provocarnos, sin preocuparse demasiado por nosotros.  
Escribía yo hace dos años : " y debo decir mi extrañeza, puesto que para hablar de Roubaud, que yo sepa, nadie ha evocado a Francesca Woodman (además, con doble cultura también) con un destino igual de trágico, una fotografía igual de íntima, pero que me parece, con unos años de anticipación, cuestionó más fundamentalmente que ella la noción misma de fotografía. ¿ Se atreverá algún día un valiente curador a confrontarlas ?" No ha sido el caso todavía y las comparaciones que se hacen son demasiado fluctuantes, demasiado verbosas. 





Francesca Woodman, Space2, Providence, R.I., 1976





Woodman es una fotógrafa del doble, del desdoblamiento, de la fragmentación; su cuerpo es algo así como las esculturas que Rodin hizo al final, son solamente trozos, fragmentos, pierde la unidad para plegarse ante restricciones, para descomponerse ante nuestros ojos. Su cuerpo desnudo no es nunca glorioso, dominante, exhibido, al contrario, es borroso, difuminado, derretido, disimulado, camuflado. Cuando lo creemos abierto, que se ofrece, al instante nos damos cuenta de que está retirado, que se deniega. Algunos verán la duda identitaria, la afirmación incierta de su feminidad; puede ser. Yo veo sobretodo la ambigüedad de las relaciones entre artista y modelo, que, aquí, son (casi, pero no siempre) la única y la misma persona, y el modelo Woodman le resiste a la artista Woodman, y el cuerpo desnudo de Woodman le resiste al ojo voyerista de Woodman. 





Francesca Woodman, Caryatide, NYC, 1980, 201x92cm





Habría que hablar más del humor de Francesca, de la rabia de Francesca, de la ternura de Francesca, del ensueño de Francesca, y escaparse de la visión teleológica explicando todo a través de su malestar. Habría que hablar más de su paleta técnica, del borroso, del espejo, de las paredes arruinadas, y también de los asombrosos diazotipios; cuestionar toda la cultura fotográfica clásica. Y habría que (curiosamente como con otras artistas "trágicas", Frida Khalo, Camille Claudel) escaparse de los estereotipos de cultura y de género para que ante todo, miremos sus fotografías. 

Todas las fotos (c) George & Betty Woodman (sus padres).



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