jeudi 11 juin 2015

Siempre preferí Siena a Florencia

08 de junio de 2015, por Lunettes Rouges


(original en francés, aquí)





Sano di Pietro, La Anunciación a los pastores, 1450, tempera sobre madera, 54.2x68.8cm





Siempre preferí Siena a Florencia, Siena que es la primera que emerge de la Edad Media, que se libera de duques y papas para inventar la democracia comunal, y que al hacerlo, inventa también el Renacimiento; Siena que, vencida por la peste luego con las armas, se doblegará y será sometida, pero antes habrá vivido dos siglos de gloria sin igual. Es este periodo que la excelente exposición del Museo de Bellas Artes de Rouen ilustra (hasta el 17 de agosto, después Bozar en Bruselas), al mostrarnos perfectamente el recorrido entre la solemnidad estática bizantina y la perspectiva, al principio imperfecta y evasiva (ver por ejemplo las incoherencias arquitecturales del nacimiento de la Virgen de Cennino Cennini), y luego cada vez mejor controlada. Los personajes estáticos se vuelven humanos, muestran sus emociones, a menudo su dulzura, y poco a poco se va desarrollando la narración, primero en las predelas, luego en el espacio mismo de la tabla pintada. Naturalmente, el viaje es indispensable, para ver las obras maestras intransportables, el mosaico de la catedral y la Virgen en majestad (Maesta) de Duccio, el primero de los seneses. 





Ambrogio Lorenzetti, El buen y el mal gobierno, 1338-1340, detalle



Una bonita sorpresa en Rouen es la reproducción del fresco del buen y del mal gobierno, pintado por Ambrogio Lorenzetti para la sala del palacio comunal en donde se reunían los nueve magistrados de la ciudad; es una reproducción algo reducida : por primera vez desde Aristóteles, allí se afirma una moral esencialmente racional y laica. Se ven también en las nubes una pequeña cabeza de Cristo y las tres virtudes cristianas (Fé, Esperanza y Caridad) flotando a su alrededor, pero las cualidades aquí triunfantes son más cívicas y civiles que religiosas : Justicia, Templanza, Magnanimidad, Firmeza, Prudencia, Paz, Concordia, Sabiduría. Y el anciano barbudo que domina en el centro no es el Dios Padre sino la alegoría del Buen Gobierno. Para el Consejo de los Nueve que gobierna entonces Siena el mensaje es claro : es sobre valores civiles y laicos que el equilibrio de la ciudad se debe fundamentar y ya no solamente sobre los valores religiosos y eclesiásticos. Los medallones no celebran La teología sino las ciencias nuevas, geometría, astrología, gramática, filosofía, dialéctica.





Ambrogio Lorenzetti, El buen y el mal gobierno, 1338-1340, detalle



Si, del lado del mal gobierno, todo no es sino violencia y desastre, en frente, en la ciudad floreciente rodeada de una campiña próspera, bailan alegremente diez personajes andróginos con trajes de motivos sorprendentes, una de las primeras representaciones del regocijo popular e impío desde la Antigüedad.




Pietro Lorenzetti, Crucifixión, hacia 1322, tempera sobre tabla, 81.5x42.5cm


Sin pretender hacer aquí un texto sabio, me gustó la ingenuidad de la representación de los pastores de la Anunciación de Sano di Pietro (arriba) acurrucados cerca de la llama ante un rebaño de ovejas en un paisaje toscano, tanto como la fuerza mágica del traje rojo del cual emerge a penas el rostro de Magdalena al pie de la cruz en el cuadro de Pietro Lorenzetti, rebosante de una carga dramática y sensual, mientras que Luca di Tommé la representa, también toda escarlata y apasionada, por el suelo, besando ya sus pies durante la comida en casa del fariseo Simón.





Gano di Fazio, Escenas de la vida del Bienaventurado Joaquín PiccolomIni, hacia 1310, mármol, 45x170cm, detalle



Como aquí la narración es clave, una de las más curiosas escenas narrativas se halla en un bajo relieve de mármol de Gano di Fazio que ilustra la vida del bienaventurado Goiacchino Piccolomini, monje epiléptico, durante tres de sus crisis del mal sagrado. En la escena central, su mal lo tuerce y lo hace caer, pero uno de los hermanos lo retiene con un gesto tan elegante como una coreografía, la mesa se vuelca, pero, milagro, las bandejas, platos, jarras y vasos no se caen sino que se quedan sobre el mantel que se volvió vertical. Por tanto ese pre Spoerri no es suficiente para canonizar al buen monje que se quedó bienaventurado.




Francesco di Giorgio Martini, Susana y los ancianos, hacia 1460, tempera y oro sobre tabla, 29.5x39.8cm




Francesco di Giorgio Martini, en cambio, no duda en ponerle aureola a la joven y delicada Susana y por ende canonizarla antes de tiempo, desnuda en su baño, a quien los ancianos lujuriosos observan desde detrás de un arbusto : ya se trata de un pretexto virtuoso para representar la desnudez (también tenemos a Magdalena -de nuevo- por Giovanni di Paolo). En todo caso, los dos ancianos concupiscentes se ven intactos mientras que muchos diablos y malos tienen el rostro golpeado, signo de la devoción de los fieles a lo largo de los siglos.






François Rouan, Jardin / Mármol, 1976-1977, pintura al huevo, óleo y glacis sobre lienzos trenzados


La última sala de la exposición reserva una bella sorpresa : François Rouan obtuvo la autorización para pasar varios meses en un andamio ante el fresco del buen gobierno del que hizo un alzado. Aquí muestra (igual que en Hautefort hasta el 11 de noviembre; bonito libro) cuadros "trenzados" inspirados por la antigua estancia (aquí un detalle de la escena de danza que vimos más arriba) ante los cuales el ojo se pierde, duda e imagina. De repente Siena se vuelve presente.




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