lundi 17 novembre 2014

Desear antes que gozar (Sade y yo)

17 de noviembre de 2014, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)



Man Ray, El Ojo de Sade, detalle de la fotografía del Retrato imaginario de D.A..F. de Sade (dibujo con tinta, 1936), revelado gelatina de argento, 22.7x29.2cm, Paris, col. part., foto  Sophie Boegly, ADAGP



La calidad de la gran exposición sobre Sade en el Museo de Orsay (hasta el 25 de enero) se debe posiblemente al hecho de que su comisaria, Annie Le Brun se interesa tanto por el arte como por la literatura. Ello le da a la exposición un estilo que sabe sobrepasar la estrecha historia del arte con anteojeras para que resuenen en imágenes las ideas del Divino Marqués. Los relatos de Sade no son irrepresentables (ver además el programa de películas en el marco de la exposición), y aquí no se trata de representarlos en sentido literal sino de mostrar lo que se puede decir (cuando Sade y otros dicen lo que se puede ver).



Edgar Degas, Escena de guerra en la Edad Media, 1863-1865, óleo  y esencia sobre papel montado sobre lienzo, 83.5x148.5cm, Orsay, foto Gérard Blot



Pues lo paradójico reside en que aunque el verbo fue censurado muchísimas veces y que las obras de Sade sólo son accesibles para el público en general desde hace poco, los cuadros cuya "perversión" visual no es menor que la de sus escritos, han sido expuestos desde siempre, han sido visibles incluso para los niños en las escuelas. El cuadro más emblemático es quizás el Degas del Museo de Orsay, una cruel caza de mujeres (que no se protege siquiera detrás de un relato onírico, como los Botticelli sobre un tema similar), cubierto de un titulo inofensivo, Escena de guerra en la Edad Media, representa la crueldad más brutal y más sexual posible, fantasma de muerte erótica : todas están desnudas, cuatro en el suelo, muertas o heridas, cuatro otras (de las cuales una bruja pelirroja) se escapan o se resignan, una, a la derecha, se ve encantada...




Charles-François Jeandel, Dos mujeres desnudas amarradas, acostadas de lado, entre 1890 et 1900, cianotipo, 12x17cm, Orsay, foto Alexis Brandt


Toda la tensión de esta exposición, que refleja la que existe en Sade, interroga la legalidad del asesinato, aproxima crímenes privados y crímenes públicos, para poner en tela de juicio el orden, la autoridad, la ley (Sade nunca estuvo tan libre como durante la Revolución, antes de que volviera el orden con el Consulado, cuando manejaba la sección de Piques).



Jean-Honoré Fragonard, Las Curiosas, hacia 1775 1780, óleo  sobre madera, 16x13cm, Louvre, foto Stéphane Maréchalle


Hay que sacar al crimen de su envoltura mitológica o histórica para mostrarnos su cotidianidad.
La historia del arte está llena de representaciones que, bajo la apariencia de mitos lejanos, Orfeo, las Sabinas, el Minotauro, Judith, Salomé, Yaël, ... se atreven a representarnos horrores que se vuelven y nos parecen aceptables y que comentamos magistralmente a nuestros hijos al llevarlos al museo. La fuerza de esta exposición está en que nos lleva a interrogarnos sobre nuestro propio punto de vista, convencional o hipócrita, y al pasar por Justine y el tocador, volver esas escenas, presentes, cotidianas, casi familiares.



Jindrich Styrsky, Emilie viene a mí en sueños, revelado gelatina de argento, 24x18cm, Centro Pompidou,foto Adam Rzepka



Y, a ese paso, se rehabilita el deseo antes que el deleite, el camino antes que la llegada, los frenos antes que las facilidades, en fin, todo el artificio de la seducción, por vana que sea : "toda la felicidad del hombre está en la imaginación". Quizás haya que tener cierta edad, y sobretodo haber tomado distancia con los placeres ordinarios para ser sensible a ello, no lo sé.




Anónimo, Virgen de Nuremberg, hacia 1820, marfil, 17x6cm, Paris, col. Mony Vibescu


Varias obras sobresalientes de la exposición tienen que ver, claro, con la mirada, de la más delicada, la de las Curiosas de Fragonard, a la más inquietante, la del sueño de Emile de Jindrich Styrsky. Pero el ojo más bello de la exposición es el del Marqués por Man Ray (arriba) : Sade mirando tanto como narrando, que es sin duda alguna el tema esencial aquí.




Jean-Jacques Lequeu, El Dios Príapo, entre 1779 et 1795, BnF, pluma y lavis de color sobre papel, 25.4x17.8cm



Sin volver a hablar en detalle del recorrido de la exposición, he aquí algunos descubrimientos y momentos felices : primero los Jeandel (cuándo será que el Museo les dedica una exposición y publica un facsímil completo?), los Lequeu, los Kubin y los Goya, y muchos otros más, y algunas obras procedentes de la (famosa) colección Monyh Vibescu : 26 fotos de sexo femenino sueltas (otros hicieron miles), que datan de 1880 (abajo : su técnica lleva el bonito nombre de aristotipo) y una delicada y mítica virgen de Nuremberg  de marfil (hacia 1820), mujer desnuda encerrada en un barril lleno de puntas de espada como castigo por sus pecados.




Anónimo, Conjunto de veintiséis fotografías de sexo femenino, hacia 1880, aristotipos pegados sobre cartón, cada uno 17.5x11.5cm, Paris, col. Mony Vibescu



Y también santa Ágata (interroguemos la fascinación de nuestra cultura católica por el martirio : "hay que imaginar a Ágata feliz"), y el suplicio del Chino cortado en pedazos (lingchi). Y la frontera entre interior y exterior del cuerpo, dentro y fuera, con el interés de Sade por las esculturas anatómicas despellejadas vistas en Florencia (podemos volver a pensar en él Yo-Piel del que hablé hace poco).




Hans Baldung, llamado Green, Desnudo desplazándose sobre bolas, entre 1510 y 1520, Viena, Albertina, pluma, tinta negra, realces con blanco sobre papel oscuro preparado, 27.1x19.6cm



Quiero concluir con una de las obras más enigmáticas, un dibujo de Hans Baldung en el que vemos a una mujer desnuda, posiblemente Venus, desplazándose difícilmente con la ayuda de dos bastones que sostiene Cupido (o un putto), sus pies amarrados cada uno a una bola que no puede rodar y que vuelve la posición muy inestable : esta alegoría de un amor cojeando pues a propósito lo han forzado, me encantó... Es tal vez la representación más profundamente sadiana de toda la exposición.


Fotos 1 à 5 cortesía del Museo de Orsay; foto 8 del autor. Man Ray es representado por l'ADAGP, la reproducción de su obra saldrá del blog al final de la exposición.

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