lundi 14 avril 2014

Sacar a Mapplethorpe de su encierro

14 de abril de 2014, 
por Lunettes Rouges
Sacar a Mapplethorpe de su encierro

(Artículo original en francés aquí)

Robert Mapplethorpe, autorretrato , 1980, prueba gelatina de plata, 50.2x40.6cm

 La gran calidad de las dos exposiciones actuales sobre Robert Mapplethorpe (retrospectiva en el Grand Palais hasta el 14 de julio y el acercamiento, más inesperado, en el Museo Rodin hasta el 21 de septiembre) consiste en que se atreven a liberarse de los argumentos habituales sobre el trabajo de este fotógrafo (que por cierto solo se han hecho sobre una parte de su trabajo), argumentos que lo encierran dentro de una lógica exclusivamente homosexual, sado masoquista, transgresora, argumentos que acusan de puritanismo a cualquiera que quiera ver su obra de una manera más global, pretextando las reacciones conservadoras violentísimas que hubo en el pasado, argumentos que solamente quieren ubicarlo en una "historiografía LGBT del arte", un concepto bastante extraño y reductor.


Robert Mapplethorpe, Lisa Lyon, 1982, prueba gelatina de plata, 50.8x40.6cm

Estas dos exposiciones no pretenden ignorar la dimensión sexual del trabajo de Mappletorpe, ante todo, al contrario de las mentes estrechas, le dan la palabra al artista, lo escuchan, cuando, admirador de Miguel Ángel, afirma que es un escultor vestido de fotógrafo ("si yo hubiera nacido hace cien o doscientos años, sin duda hubiera sido escultor"), cuando proclama que está buscando "la perfección en la forma. En los retratos. Con los sexos. Con las flores". La una pone su trabajo en relación con el de Rodin, la otra no duda en yuxtaponer, precisamente, rostros, sexos y flores "para que se pueda ver que se trata de lo mismo". Y ello es suficiente para que los auto proclamados centinelas del templo vean una actitud "finalmente muy heterosexual" (???) o consideren que "las alabanzas dirigidas a la calidad estética de las imágenes"  son "tentativas lamentables para eliminar las cargas de profundidad de la obra". Siendo que, por ejemplo, Edmund White, al que no podemos tildar ni por puritanismo ni por homofobia, escribe en el catálogo  del Grand Palais : "El se quejaba de no estar catalogado "que" como artista gay... Ya que lo empujaron hacia ese papel".

Robert Mapplethorpe, Black Bust, 1988, prueba gelatina de plata, 61x50.8cm
Pues no ! Vayan a esos dos lugares para descubrir su obra y admirar realmente sus imágenes, sus juegos de luz (ah, los reflejos en los músculos de Spartacus, 1988), la fascinación que la escultura ejerce en él : las marcas de la cara de Black Bust (aquí arriba) o el aterciopelado de la piel de Hermes (1988) son tan sensuales en sus fotografías, si no más, que los cuerpos vivos con los que avecinan en los cimasios. Esta sensualidad nace sobretodo de la búsqueda casi entomológica de la perfección anatómica, más que de la erotización y sus fantasmas : hasta sus Cocks ("pitos" dicen los carteles) son más bien esplendores esculturales fríos casi abstractos que instrumentos de deseo.

Robert Mapplethorpe, Autorretrato, 1988, prueba platino, 61x50.8cm
En la primera fotografía en la entrada de la exposición del Grand Palais , se ve emerger de la sombra, suavemente agachado (pero su cuerpo se funde en la sombra), sus dedos crispados sobre el bastón, fijando el objetivo con una intensidad asombrosa, majestuosa, soberano, desafiando en vano a la muerte. Esta fotografía había ilustrado la exposición sobre los artistas la víspera de su muerte, en el MAMVP (Museo de Arte Moderno de la Ciudad de París).
Robert Mapplthorpe, Cock and Gun (Pito y Revólver), 1982, prueba gelatina de plata, 50.8x40.6cm
Las dos exposiciones ponen de relieve su interés por los fragmentos, los detalles de los cuerpos (Livingston, 1988 : nuca, pezón, axila, ombligo), a menudo puestas en resonancia con una planta, un cactus, una berenjena, un lis, y que evidentemente evocan fragmentos del cuerpo  descompuesto de Rodin. Y si a Rodin le gustan el accidente, la casualidad, el desorden, Mapplethorpe parece ser, una mente más fría, que tiende más constantemente hacia la perfección.

Robert Mapplethorpe, Lisa Lyon, 1982
Tous deux savent faire ressortir les matières, les textures, les contrastes. Une photographie de Lisa Lyon, son modèle culturiste, la montre recouverte d'une fine couche de boue séchée et craquelée, évoquant les plâtres fendillés de Rodin, mais aussi la tentation de partir d'un moulage du modèle. Le drapé aussi est un lien entre les deux, comme dans cette vue d'exposition où le voile de plâtre du torse de l'Âge d'airain, a en écho la gaze qui enveloppe les modèles de Mapplethorpe.


Los dos saben destacar   los materiales, las texturas, los contrastes. Una fotografía de Lisa Lyon, su modelo culturista, la muestra cubierta de una fina capa de barro seco y agrietado que evoca los yesos resquebrajados de Rodin, y también la tentación de empezar a partir del moldeado de un modelo. El drapeado es también un enlace entre ellos, como en esta vista de la exposición en la que el velo de yeso del torso de la Edad de bronce, le hace eco a la gaza que envuelve los modelos de Mapplethorpe.

Auguste Rodin, Torso de la Edad de bronce drapeado,  hacia 1895, yeso, 78x49.5x31cm;
Robert Mapplethorpe, Gaza blanca , 1984. Vista de la exposición en el Museo Rodin
Podemos interrogarnos sobre el punto de vista político entre fotógrafo blanco y modelo negro, que apenas se toca aquí; quizás no sea muy convincente (en el Grand Palais solamente) la estética del altar y las fotos en color al fondo de la exposición; quizás no sea tan escandalosa la sala que está prohibida a los menores de 18 años; podemos encontrarle un interés únicamente documental a la serie de polaroids (de los cuales hay uno sorprendente, aquí abajo) que clausuran la exposición (al contrario de la galería de retratos de Nueva York, también esculturales, entre los cuales el famoso Louise Bourgeois), pero aquí hay tal despliegue de talento que no se puede reducir a un homo-erotismo escandaloso (en cambio nada que decir sobre la Expo del Museo Rodin, sobria y elocuente).

Robert Mapplethorpe, sin título (Pierre Bergé), 1971, polaroïd, 8.6x10.8cm
Comme l'écrit fort bien Dominique Baqué dans artpress (n°410) "il y a maldonne : non que les photographies de Mapplethorpe ne soient pas, de facto, érotiques, mais l'oeuvre dans son ensemble ... est celle d'un plasticien. Et, osons le paradoxe jusqu'au bout, d'un 'classique' " (un classicisme peut-être ringard pour certains). Voici pourquoi il faut aller voir ces deux expositions, afin de sortir du carcan standard qui enferme l'artiste dans une catégorie, et de regarder, regarder vraiment. Como bien lo dice Dominique Baqué en artpress (n*410) "hay un malentendido : no es que las fotografías de Mapplethorpe no sean, de hecho, eróticas, pero el conjunto de su obra... es la de un representante de las artes plásticas. Y empujemos la paradoja al extremo, es un "clásico" (un clasicismo posiblemente cursi para algunos). He aquí las razones para ir a ver estas dos exposiciones. Fotos 3, 7 & 8 de del autor. © Fondation Mapplethorpe. Share and Enjoy


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