lundi 17 février 2014

Lamentaciones

17 de febrero,
por Lunettes Rouges
Lamentaciones

Pyongyang residents cry as they mourn the death of North Korean leader Kim Jong-il 
at a square on Mansu Hill in Pyongyang. REUTERS/Kyodo


Los cuentos de fantasmas para personas grandes de Georges Didi-Hunerman (en el Palacio de Tokyo hasta el 7 de septiembre) hacen surgir de nuestras memorias la emoción eterna de las lamentaciones en todas las épocas. Es verdad que tenemos la impresión de no entender sino fragmentos del pensamiento del autor, a pesar de haber leído algunos de sus (40) libros o asistido a alguno de sus seminarios, y uno se siente como limitado frente a esa multitud de caminos del pensamiento, de su apertura.  Al contrario de su exposición en el Reina Sofía, (luego en el ZKM de Karlsruhe) en donde uno se podía sentir, sumergido, sacudido, atiborrado, desamparado, hasta el punto de no poder escribir nada, esta exposición está más circunscrita, e incluso gracias a la posibilidad de poder deambular en medio de proyecciones, de más fácil acceso que en el Fresnoy.
Pero al mismo tiempo nos puede parecer menos pertinente la revisita de la exposición Atlas (tercera edición, en Hamburgo) por medio de impresiones resumidas de fotografías de Arno Gissinger, lo que es indudablemente una perspectiva interesante para desacralizar la fotografía, pero de un interés menor que la celebración de la lamentación que se propone aquí..


Aby Warburg, Mnemosyne, p. 42
Esta se presenta en dos formatos : el primero, vertical, animado por efectos de zoom, reproduce la página 42 de Mnemosyne d'Aby Warburg, libro esencial, fundador y del cual Didi-Huberman hizo ampliamente la exégesis (Mnemosyne, diosa de la memoria y madre da las Musas). Esa página protegida en una pantalla gigante en la entrada, yuxtapone reproducciones de grabados, bajo relieves y cuadros de lamentaciones, Piedades sobretodo ( pero también Deposiciones, Puestas en la Tumba y muertes profanas) en blanco y negro, de Donatello, Manteña y Rafael.
La animación hace resaltar, emerger, crecer, una de las 18 imágenes que viene a ocupar toda la pantalla para proponernos cada uno de los detalles. Ese concierto de lamentaciones, silencioso y grandioso, esta fuertemente delimitado : una época (de 1440 a 1520), un país (Italia, y sobretodo Florencia y Roma), una religión (la Católica Apostólica y Romana), un tema (la lamentación). No obstante tiene una universalidad latente que la continuación de la exposición nos revela.



 

En la parte siguiente, la postura del espectador cambia, ya no es frontal sino vertical : el suelo se ha vuelto un montaje, un mosaico de proyecciones. Podemos deambular en medio de ellas o si se quiere tomar distancia y subir para ver desde arriba cada una de las piezas del mosaico, la mayorías de colores, a menudo sonoras, habladas o musicales : hay algunas reproducciones de dibujos o de cuadros (el Guernica de Picasso, por supuesto, pero también Giotto), iconos ortodoxos y vasos de la antigüedad, pero sobretodo fotografías, solas (los Comuneros muertos atribuidos a Disdéri, fotos de prensa en Basilicata o en Damas) o en diaporama (ABC. de la guerra de Bretch, y los despojos de la bailaora de flamenco Carmen Amaya, dos temas de predilección de Didi-Huberman) y películas. Se trata de una parte de la biblioteca de Didi-Huberman : un florilegio de lamentaciones modernas, en las que la mirada y el espíritu revolotean entre Godard Vivre sa vie), y Pasolini (La Rabbia). 


Pier Paolo Pasolini, L'évangile selon Saint Mathieu

Medée, (El evangelio según San Mateo), Einstein (Potemkine), Paradjanov (Los caballos de fuego), Dreyer (Ordet), Poudovkine (La madre), Rocha (Tierra en transe), y también los funerales de Durruti o las lamentaciones a la muerte de Kim Jomg-II (arriba). Esa permanencia del tono exageradamente patético , esa cultura del lamento a través de los tiempos, los continentes, las culturas y los medios nos dejan estupefactos. En lugar de los fantasmas, los que se amontonan aquí son los llorones, los abandonados, los viudos y los huérfanos.

 

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