lundi 13 juin 2016

Revisitar la historia de la fotografía (2. Elysée)

04 de junio de 2016, por Lunettes Rouges

  
(Artículo original en francés, aquí)




Israel Arino, Los niños centenarios, 2013, ambrotipio sobre vidrio húmedo, 50x50cm




Mientras que la exposición del MAMVP está basada sobre la visión diferente de un artista sobre la fotografía, la del Museo del Elysée en Lausana, primera exposición que organiza su nueva directora Tatyana Franck, se funda sobre un estudio meticuloso de las colecciones y las técnicas. Los títulos son elocuentes, el uno poético y alusivo, la caja de Pandora, el otro formal y paradójico, la memoria del futuro. En la bonita casa que el Museo del Elysée dejará dentro de unos años (por un nuevo edificio lleno de audacia de una agencia portuguesa fuera de lo común, y que estará cerca de la estación - los gruñones retrógrados parisinos de siempre ya fueron a escupir su bilis habitual a orillas del lago Léman -, en un conjunto museístico que bautizaron la víspera de la inauguración), ante todo descubrimos una revisita de técnicas antiguas en el interior de las cuales dialogan fotografías de antaño que sacaron de las reservas y obras contemporáneas de artistas que utilizan de nuevo esas técnicas. Al contrario que en París, aquí se insiste también sobre la materialidad de la imagen, su textura, su eventual vetustez, lo físico, hasta el punto que un laboratorio presenta un dispositivo que permite ver las fotografías en tres dimensiones (invento que veríamos más bien en un museo de escultura). 





John Dugdale, Mourning Tulips, 1999, cianotipo, 25.4x20.32cm






Daguerrotipos, colodiones húmedos, impresiones en papel encerado, ambrotipios  y ferrotipios, cianotipos, cámara oscura, hologramas, cantidad de técnicas explicadas con claridad (en el catálogo hay además una entrevista con Anne Cartier-Bresson, experta en la materia) y que permiten descubrir los tesoros escondidos del museo. En las primeras salas los artistas contemporáneos utilizan de nuevo esas técnicas obsoletas, y la mayoría hacen sólo eso, un ejercicio nostálgico, es más bien técnica que reinventar, algunas veces con humor (como los casetes de Chris Marclay), algunas veces intentando volver a encontrar algo de la mística de antaño (como los "spirities" de Israel Arino, arriba), pero salvo algunas excepciones con un enfoque más respetuoso que de protesta. También veremos los cianotipos de John Dugdale, fotógrafo estadounidense casi ciego, un holograma de James Turrell y sobretodo los experimentos de Loris Gréaud, único innovador verdadero de este conjunto contemporáneo. 





Loris Gréaud, The Unplayed Notes, 2016, vista parcial





Loris Gréaud transformó las salas del museo en cámaras oscuras, apagó todas las luces y se contentó únicamente captando directamente sobre placas sensibles la poca luz que se colaba por las brechas : sin representación, sin objetivo, sin visor, sencillamente una huella del espíritu del lugar, captar los fantasmas que se encontraran, serie de fotos misteriosas e indeterminadas en un pasillo estrecho. 





Oscar Muñoz, Ante la Imagen, 2008, seis grabados sobre espejo, cada una 15.24x10.8cm




El segundo piso es mucho más interesante pues se agrupan artistas contemporáneos y ellos sí que cuestionan las normas, revolucionan las reglas y no respetan nada. ¿ la fotografía, imagen perpetua y eterna ? Óscar Muñoz reproduce sobre espejos el primer autorretrato de la historia, el de Robert Cornelius, pero sin fijar la imagen : el retrato se irá dañando con el tiempo a causa de la luz y el aire, la superficie se irá oxidando, la memoria, arquetipo de la fotografía, se borrará, la fotografía objeto precioso de colección que se debe conservar con cuidado, desaparecerá. Por el mismo estilo Mark y France Scully Osterman (abajo) no fijan una fotografía de la tumba de Talbot y documentan su desaparición con una hilera de polaroïds tomados dos veces a la semana, documentan la muerte de esa fotografía. 




Idris Khan, Homage to Bernd Becher, 2007, 49.8x39.7cm





Otro postulado, la fotografía permitió descomponer el movimiento (Muybridge), crear series (los Becher), promover la singularidad. Qué puede ser más excitante que ir a contra corriente; superponen decenas de fotografías de gasómetros de los Becher o de hombres en movimiento de Muybridge para hacer una sola, genérica, recomponer lo que estuvo descompuesto, individualizado, un conjunto borroso pero global para crear lo común que perjudica lo único, es lo que pensó Idris Khan. 




Joan Fontcuberta, Googlegram Niépce, 2005, 120x160cm





Hoy la fotografía es numérica, omnipresente, banal. Entonces, dos rebeldes, Joan Fontcuberta y Andreas Müller-Pohle, se dicen, tomemos la fotografía más emblemática, la madre de todas las fotos, el Punto de Vista de Gras y sometámosla al tratamiento numérico, uno a través del montaje (de todas las imágenes Google que aparece haciendo la búsqueda "foto"), el otro a través de la deconstrucción numérica y la saturación informática. Otros juegan con los postulados de representación, Vik Muniz y el chocolate, Pierre Cordier y el quimigrama, Patrick Bailly-Maitre-Grand y la transparencia (sólo nos preguntamos qué hace JR en tan buena compañía al retomar una fotografía de Man Ray). 




France Scully osterman et Mark Osterman, View from Talbot's Grave, 2016, dibujo fotogénico, 12.7x12.7cm




Ahora que la fotografía analógica está agonizando lentamente, algunos se complacen en la nostalgia y la celebración anacrónica de técnicas antiguas; otros -y son los que prefiero- resisten como si fueran insignificantes dandis elegantes que juegan a perturbar el sistema, a rechazar las reglas, a fotografiar fuera del marco. Quizás estén inventando formas nuevas para resistir ante el orden dominante. En todo caso, esos cuestionamientos son bastante agradables y el interés de esta exposición radica también en el descubrimiento de la posibilidad de ese tipo de postura.  

Fotos 3, 4 & 7 del autor

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