lundi 16 juin 2014

Oscar Muñoz, prestidigitador de imágenes

16 de junio de 2014 por Lunettes Rouges

Oscar Muñoz, prestidigitador de imágenes

(Artículo original en francés aquí)

Oscar Muñoz, Narcisos (en proceso) 1995–2011. Polvo de carbón y papel en agua, plexiglas, 6 elementos, 10 x 50 x 50 cm cada uno, dimensiones del conjunto: 10 x 70 x 400 cm. Cortesía del artista


Yo no se sí el colombiano Oscar Muñoz (en el museo Jeu de Paume hasta el 21 de septiembre) es fotógrafo o no (se que es daltónico, de ahí salen probablemente la cantidad infinita de tonos grises, del casi blanco al casi negro, que impregnan esta exposición), pero su trabajo sobre la imagen, su aparición y desaparición, su memoria y su olvido, se inscriben claramente en una historia fotográfica que empieza con Niépce (incluso antes, cuando ya se sabía "tomar" una imagen fotográfica pero no se sabía fijarla) y va hasta las fotografías experimentales contemporáneas de imágenes fugitivas.

Oscar Muñoz, Re/trato, 2004. Proyección vidéo 4/3, color, sin sonido, 28 minutos. Cortesía del artista.
Esa fugacidad de las imágenes, la vemos en los retratos de agua que hace en una placa de cemento al sol : apenas aparece la cara dibujada, el agua se evapora, las facciones se deshacen, no queda nada de la imagen, mito de Sísifo o evocación de los desaparecidos (Re/trato es a la vez retrato y vuelvo a tratar).
Oscar Muñoz, Narciso, 2001. Vidéo 4/3, color, son, 3 minutos. Cortesía del artista.
Lo más fascinante son los autorretratos (bajo el título general, Narciso) que dibuja con una plantilla y polvo de carbón, sobre la superficie del agua, en un platón o en un lavamanos; imágenes que flotan, frágiles, pero que resisten. En un platón, el agua se evapora lentamente, y en el fondo sólo quedan los residuos secos de la imagen deshecha, descompuesta, todavía reconocible. En el lavamanos el agua se va por el sifón, la imagen de la superficie se funde con su reflejo y las dos se deshacen dejando únicamente un residuo negro en el fondo. Y si la video se muestra al contrario, la imagen surge del montoncito negro a medida que el agua va saliendo del sifón, va tomando su lugar y ocupando su espacio de nuevo, la cara resucita. (Biografías).
Oscar Muñoz, Línea del destino, 2006. Vidéo 4/3, blanco y negro, sin sonido, 1 min 54 s. Cortesía del artista.
Sin referirse necesariamente a los desaparecidos en Colombia, es verdad que en su trabajo flota un perfume de muerte, la imagen lucha desesperadamente por no desaparecer. El retrato proyectado en una superficie de agua minúscula detenida en la palma de su mano y que desaparece inevitablemente cuando el agua se filtra por entre sus dedos, es también un indicio de la melancolía (Línea del destino).
Oscar Muñoz, Cortinas de Baño, 1985-1986 Acrílica sobre plástico , 5 elementos, 190 x 140 cm y 190 x 70 cm cada uno, dimensiones variables. Colección Banco de la República, Bogotá
Muchas otras obras tratan de este tema de la desaparición de la imagen, del retrato, ya sean sus serigrafías instaladas en las cortinas de ducha que se mueven a nuestro paso (Cortinas de Baño), o cuando la imagen fijada en un espejo sólo aparece cuando el visitante sopla (Aliento). Otros retratos se van destruyendo lentamente con un gota a gota que sólo puede evocar la tortura (Simulacros).
Oscar Muñoz, Aliento , 1995. Serigrafía y grasa sobre espejos metálicos, 7 espejos, diámetro : 20 cm cada uno. Cortesía del artista.
Oscar Muñoz, El Puente, 2004. 2 vidéos 16/9, color, sonido, 37 min 23 s. Cortesía del artista.
Otras obras están más ancladas en la ciudad (Cali, en donde vive), el visitante las fisura al caminar sobre un vidrio SecuritTM que cubre fotografías aéreas de su ciudad (Ambulatorio), o imágenes de los pasantes que fueron tomadas por fotógrafos ambulantes y que nunca fueron reclamadas y que el artista proyecta en el agua del río desde un puente (El Puente) dándoles vida dentro de la fragilidad y dentro de lo efímero. El agua que se escurre sobre las imágenes verdosas parece lavarlas, "desfijandolas" para llevárselas a las profundidades.

Oscar Muñoz, Ciclope 2011.  Proyeccion vidéo HD 16/9, blanco y negro, sonido, 2 min. Cortesía del artista


La obra más desconcertante es quizás la que se llama Cíclope : un torbellino de agua en un recipiente, y, cada cinco segundos, una mano que clava una fotografía en el agua. La imagen desaparece ahí mismo, el papel sale blanco, virgen, y, poco a poco, el agua se va oscureciendo, cargada con todas esos residuos, todos esos fragmentos de imágenes destruidas; al final, sólo vemos un torbellino negro y fúnebre, el ojo de cíclope, un objetivo mamario y monstruoso.
Oscar Muñoz, Sedimentaciones, 2011. 2 proyecciones vidéo HD, color, sonido, 42 min 27 s, 41min 42 s sur tablas de madera. Cortesía del artista.
Y otras obras más para construir una exposición sensible, mágica (incluso si Muñoz es un prestidigitador de imágenes, no es él...) que sin cesar cuestiona nuestra relación con la imagen y su desaparición. A Barthes le hubiera encantado..
Kati Horna, Los Paraguas, mitín de la CNT , guerra civil española, Barcelona, 1937. Prueba gelatina de plata, 24,2 x 19,2 cm. Archivo Privado de Fotografía y Gráfica Kati y José Horna. © 2005 Ana María Norah Horna y Fernández
En otro piso una bonita exposición histórica (que me inspiró menos) sobre la húngara Kati Horna, de Budapest a Méjico.

fotos cortesía del Jeu de Paume

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